Reflexiones de una emprendedora #año2023

Reflexiones de una emprendedora #año2023

Hola, familias, acaba de empezar el 2024 y he tardado casi 6 días en retomar la rutina. En realidad, llevo prácticamente todo el mes de diciembre muy reflexiva y un poco ausente. Físicamente he sido muy productiva: he gestionado pedidos en tiempo récord para que vuestros libros estuvieran debajo del árbol de Navidad; he impartido bastantes talleres; he creado contenido en RRSS; os he asesorado por correo, por whatssap, en persona y ¡hasta por Instagram!; he ido a una Feria de Navidad y me ha dado tiempo hasta de ir al día con los trabajos del máster. Pero interiormente estaba en otro lugar.

El mes de diciembre es uno de mis meses preferidos, pero también suele ser uno de los más complejos. En las cenas de Navidad cada vez falta más gente (y yo soy muy familiar, y muy sensible, también). Es un mes de mucha carga de trabajo y se precisa muchísimo control organizativo para que todo salga bien, eso implica que es también un mes donde la ansiedad se asoma a saludar. Y, además, es un mes donde hago una reflexión general sobre los 365 días que he vivido. El 2023 ha sido uno de los años más especiales de mi vida, pero también he vivido momentos muy turbulentos, que me han desestabilizado por completo y que me han obligado a crecer muchísimo a nivel espiritual (es durísimo verse por dentro y ver todo lo bonito, pero también todo lo feo que hay en ti, todas esas mochilas de las que tienes que desprenderte para brillar).

Me apetece dejaros en este post algunas de las conclusiones a las que he llegado por si os ayudan. Sé que al iniciar el año muchas os fijáis metas y es posible que algunas queráis emprender o iniciar nuevos proyectos, quizá este sea el post que necesitáis para tiraros a la piscina.

La pasión se cultiva

Siempre me he sentido muy conectada con las letras, los textos, los libros y todo el mundillo que le rodea: la maquetación, la edición, la escritura, los procesos creativos. Pero cuando conviertes tu hobbie en un trabajo, a menudo tienes que “hacer cosas por obligación”. En mi proyecto la logística y, en especial, la organización tienen un papel crucial. Mucho más crucial de lo que parece. Y en ocasiones he tenido que priorizar los trabajos administrativos a los creativos. Este 2023 he leído menos que nunca (mi excel indica 24 libros, sin contar los cuentos infantiles) y eso me ha generado en muchas ocasiones una gran frustración. La pasión se difumina con la rutina y he tenido días muy duros. Pero he aprendido que la pasión también se cultiva, que la motivación también se puede buscar y que hay algo mágico en ese esfuerzo, algo muy satisfactorio: el trabajo bien hecho.

La confianza en una misma es un pilar

Cuando empecé el proyecto, hace tres años, iba a todos los talleres muy nerviosa y los disfrutaba muy poco. Estaba más pendiente del resultado que del proceso. Este año, por fin, he conseguido disfrutar del camino: de la programación, de la preparación y de la puesta en escena. Confío en lo que hago y, sobre todo, he ganado conocimientos y flexibilidad para adaptarme a los peques (o a las familias) que participan.

Que el dinero no te obsesione

En verano tuve una crisis muy grande por el tema económico. Como os podéis imaginar, una autónoma nunca sabe lo que va a cobrar el mes siguiente. La incertidumbre, la inestabilidad, me han hecho mucho daño en todo el proceso de emprendimiento. No tengo un colchón familiar que pueda sostenerme si el negocio se desmonta, tampoco dispongo de ninguna ayuda, ni de ninguna subvención para echar adelante el proyecto. Y eso me ha creado mucha inseguridad en algunos momentos, y llegaría a decir que mucha infelicidad también. Pero he descubierto que tengo herramientas suficientes para salir adelante, hasta en los meses más flojos, y estoy aprendiendo a gestionar mis emociones frente a lo desconocido y a lo impreciso.

Persigue el objetivo y no pierdas de vista los valores

Una de las cosas que más pánico me dan a día de hoy es “morir de éxito”. Morir de éxito es cuando una empresa crece muy deprisa, de forma poco orgánica y, de pronto, no solo pierde el sentido y el rumbo inicial, si no que termina por convertirse “en nada”. Lucho cada día por conseguir la meta: que más familias y peques se familiaricen con el mundo de la lectura, sepan valorarla y, sobre todo, extraigan sus beneficios (la comprensión lectora, una mayor capacidad crítica, etc.), sin olvidarme de los valores del proyecto. Para mí es muchísimo más importante basar Genios en estudios científicos sobre fomento a la lectura, sobre lectoescritura, sobre aprendizaje, sobre pedagogías alternativas que apuesten por un aprendizaje escalonado e integral, que conseguir grandes resultados con humo, con frases vacías, con iniciativas que no encajan con mi forma de ver la cultura.

No te focalices en el error, focalízate en cómo resolverlo

Al principio me preocupaba muchísimo por los errores que cometía. Me quedaba muy estancada en el “y si hubiera hecho esto o aquello”. Ahora practico el famoso “una lloradita y a seguir”. Es imprescindible actuar de forma rápida, buscar soluciones a los problemas y establecer nuevos retos. Cuando te estancas en el problema, al final, el problema acabas siendo tú.

He aprendido más cosas, pero daría para una novela. Así que en este post os obsequio solo con las más importantes, con aquellas que me han impactado más.

Os deseo un feliz año, cargado de proyectos bonitos, de valentía y de historias.

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