“No te compro ningún libro, tienes en casa algunos sin leer”

“No te compro ningún libro, tienes en casa algunos sin leer”


Esta semana he estado en la Feria del Libro de Burriana. No sabéis lo difícil que me resulta participar en ferias: la logística que implica, la organización interna, la cantidad de horas que dedico a seleccionar el stock. Un día os lo contaré con más calma. Aún sí, me compensa. Disfruto muchísimo del contacto con los clientes: recomendar libros a los peques de forma directa, poder conoceros a muchas de vosotras en persona, hablar de libros con algún que otro letraherido que se acerca a la caseta sin saber muy bien qué se va a encontrar dentro… Tiene un poco de magia y mucho encanto.

Además, en las ferias aprendo mucho. Me encanta observaros y escuchar qué reflexiones hacéis con vuestros peques para escoger una u otra lectura. La frase que más veces he escuchado durante estos tres días ha sido “No te compro ningún libro, tienes en casa algunos sin leer”. He estado pensando mucho sobre ella, es una afirmación con trampa, ¿pensamos sobre ella juntas?

No hay que acumular libros sin ton ni son, pero…

Si me seguís en redes sociales, sabéis que algunas veces he hablado sobre el capitalismo: no es preciso comprar por comprar, acumular por acumular, crear de manera descontrolada, producir por producir. En ese sentido, comprar libros nuevos cuando todavía tienes pendientes por leer en la estantería, no está bien (aunque yo misma lo haga a veces. No se puede ser congruente todo el tiempo 🤪). Pero siempre hay que ir un poquito más allá…

¿por qué hay libros en la estantería de tu peque sin leer?

Estoy segura de que cuando una mamá/papá le compra un libro a su peque es porque espera que lo lea. Nadie compra algo que sabe al 100% que no se va a utilizar. Pero, ¿qué hacemos nosotros para que el peque tenga interés en leerlo? Algunos niños , no necesitan ese refuerzo para coger el libro con ganas y devorarlo esa misma tarde. Pero otros, aunque a priori tengan cierto interés, como no tienen hábito lector, ni un marcado interés por la lectura, acaban olvidando que tienen el libro en la estantería.

Os doy tres recetas para que esto no suceda

  1. Mantened los libros al alcance de los niños: en estanterías que estén a la vista y sean accesibles (para que ellos puedan cogerlos solitos, sin necesidad de pediros ayuda); en un espacio apetecible para leer (en el comedor o en su habitación).
  2. Favoreced los momentos de lectura. No es importante la cantidad, si no la constancia. No es imprescidible que vuestro peque lea muchísimos libros, pero sí que es imprescindible es que tenga cierta rutina lectora. Si no la tiene, difícilmente decidirá pasar su tiempo libre con un libro. Facilitad momentos de calma en los que dedicáis un ratito a leer.
  3. Recordad que el ejemplo es tu arma más poderosa. ¿Cuánto leéis vosotros? ¿Cuántas veces a la semana os ve vuestro peque leyendo? ¿Tenéis una estantería con libros? ¿Vais a la biblioteca? ¿Le leéis historias?

Ojalá poquito a poco esos libros “pendientes” pasen a la lista de “libros leídos”. Si es gracias a estas tres recetas, me encantaría que me lo dijérais, me hará ilusión saber que os he ayudado.

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