Familias, esta tarde estoy frustrada y enfadada. Aun así, me apetece escribiros para contaros el motivo y para reflexionar un poquito sobre el tema: el descuido de algunas bibliotecas de la provincia.
Hace unos meses, me mudé de piso y hasta el momento no había tenido tiempo de visitar la biblioteca del barrio. Esta tarde, que la tenía más tranquilita, he decidido ir a echarle un vistazo. Como una imagen vale más que mil palabras, a continuación os dejo una foto de unas de las estanterías dedicadas a literatura infantil:
La biblioteca estaba casi vacía (solo había una chica estudiando y la bibliotecaria en cuestión). Y, francamente, dudo que por la disposición de las mesas y la soledad del edificio, hayan ido muchos peques esta tarde a mirar cuentos. Además, si os fijáis, la estantería más desordenada es la cuarta, que está a una altura considerable: un peque no puede acceder ahí para desordenarlo.
Para fomentar la lectura es imprescindible una buena disposición de los libros y una buena accesibilidad.
Los peques se acercan a la estanterías que están ordenadas y que tienen los libros a su altura: porque así les resulta más sencillo escogerlos, verlos y, en fin, interaccionar con ellos.
Entiendo que el tema de las estanterías puede ser complicado de gestionar en una biblioteca (quieres tener mucho catálogo y por lo tanto necesitas aprovechar todo el espacio de las paredes), pero el orden es sencillo de mantener. Para empezar, no amontonando los libros de forma que no se vean los lomos. En la imagen no se ve, porque no podéis ver los títulos de los libros que se amontonan, pero tampoco estaban bien catalogados por temáticas. En la categoría de «arte» te podías encontrar también una novela de juvenil de temática de thriller.
Es imprescindible una buena elección del catálogo.
No sé si podéis apreciarlo, pero los títulos de los libros son muy muy antiguos. Aunque el contenido de los cuentos no pierde valor a lo largo de los años: Los Tres Cerditos sigue siendo un clásico que muchos peques disfrutan, por ejemplo; las ilustraciones y las ediciones se van modificando porque el aspecto visual es importantísimo para los primeros lectores.
Por eso, hay que ir actualizando las estanterías con ediciones nuevas e ir retirando los ejemplares que ya no tienen vigencia, para dejar paso a la novedad literaria.
Es un poco de sentido común, imaginaos que vais a una biblioteca de adultos, ¿qué os apetece más leer? ¿Una versión del Quijote, escrita en el castellano del siglo pasado, con las páginas amarillentas y algunas de ellas rotas? ¿O una versión del Quijote actualizada, limpia, pulida, con anotaciones al pie de página donde se explica el vocabulario que, posiblemente, no entendáis?
No tiene que ver con el presupuesto, tiene que ver con el interés.
Seguramente, familias, estéis pensando que esa «dejadez» tiene que ver con el presupuesto de la biblioteca, pero no, tiene que ver con el interés.
La literatura infantojuvenil suele ser una sección pequeñita, olvidada y descuidada y lo es, porque no se valora lo suficiente. Hay bibliotecas con poquísimo presupuesto que se esfuerzan por crear un clima acogedor para los peques.
El otro día, en la universidad, estuvimos hablando justo de eso: de la importancia de estar motivados para hacer un buen trabajo. La profesora nos explicó que hace años, estuvo en Cuba, llevando a cabo un proyecto educativo y la frase que más se repetía entre los profesionales era: «No hay pesos, así que habrá que educar sin eso».
Los proyectos educativos no salen adelante con mucho capital económico, salen adelante con interés, motivación, ganas de aprender, de trabajar y con mucho mucho amor.
Yo me he ido sin coger ningún libro y entiendo que no he sido la única que se ha sentido de esta forma al entrar ahí.
Decidme si os habéis encontrdo en una situación parecida, qué pensáis sobre lo que digo y, sobre todo, recomendadme bibliotecas bien chulas para que vaya a visitarlas