El otro día navegando por Instagram me encontré con el Reels de una psicóloga que hablaba sobre algunos de los errores que cometemos los adultos cuando un peque no pronuncia bien algún sonido. Estoy de acuerdo con ella en algunos puntos del vídeo, pero en uno en concreto no. Ella comentaba que no es necesario corregir a los niños porque no son capaces de discriminar los fonemas. Es decir, que si un niño dice «datón» y nosotros le decimos «no, no es datón, es ratón». El peque no va a percibir la diferencia entre la /d/ y la /r/. Y eso, familias, no es verdad.
Es una afirmación peligrosa porque de alguna manera normaliza los trastornos del lenguaje. Si un niño no es capaz de discriminar fonéticamente los sonidos, debe acudir a un especialista para que pueda evaluar qué le sucede.
La percepción y discriminación es casi inmediata al nacimiento, lo que no lo es, es la producción. Hay fonemas más difíciles de articular y es normal que los peques cometan algunos errores. Por ejemplo: la /r/ puede no articularse correctamente hasta los 6-7 años. Pero de ninguna manera eso quiere decir que un peque no sea capaz de distinguir el fonema [r].
¿Cómo puedo saber si mi peque distingue los fonemas si los produce mal?
Con una prueba muy sencilla: produciendo tú mal el sonido. Hace ya bastante tiempo, estuve con una alumna que cambiaba todas las [r] por [d]. Hablaba mucho de Aurora, la princesa, solo que la llamaba Audoda. Un día, para salir de dudas, empecé a contarle un cuento sobre Aurora, pero lo hice cambiando las [r] por [d].
—Entonces, Audoda dijo…
—¡No, Judith! Audoda, no. AU-DO-DA.
—Sí, Audoda.
—¡No! AU-DO-DA.
—¡Ah! ¿Se dice Aurora?
—Sí, Audoda.
Con este ejemplo tan sencillo, podemos ver que la niña sabe distinguir perfectamente los fonemas [r] y [d] de las producciones ajenas. El problema es articulatorio y, si tiene menos de 6-7 años, como era su caso, entra dentro de la normalidad.
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